Y que como las flores que se marchitan
tus pobres ilusiones se morirán.
E. Cadícamo
Pompas de jabón
es un bello tango de 1925, con música del pianista Roberto Goyeneche y versos
del inolvidable Enrique Cadícamo. En esa obra la pluma del poeta nos cuenta las
desventuras que acarrea la ilusión, esa palabra de equívoco uso, que proviene
del latín (illusio) y que significa
engaño.
El diccionario de la Real
Academia Española nos aclara su significado:
Ilusión: f. Concepto, imagen o
representación sin verdadera realidad, sugeridos por la imaginación o causados
por engaño de los sentidos.
Otras pompas de jabón
flotaron durante una década en el jarangón de la sociedad argentina. Comenzaron
a soplarse cuando el Kirchnerismo arribó al poder nacional de la mano del ex
presidente Duhalde. Pronto se soltaron de esa mano para mejor proceder con uno
de los mayores latrocinios de los tiempos que corren.
Tanto el finado N.K como su
esposa transcurrieron toda su vida productiva ejerciendo el oficio de empleados
públicos, lo cual no fue óbice para que acumularan una cuantiosa fortuna. La
afición al hurto y al fraude no fueron ajenos a tanta prosperidad.
Algo más de la mitad de los
electores creyeron en los cantos de sirenas que emitían los K. y fueron, guste
o no, cómplices necesarios de los males presentes y futuros. Muchos lo hicieron
por irresponsabilidad cívica y unos pocos por obediencia debida a sus fines
inconfesables. Estos últimos constituyen el núcleo duro de esa secta en
extinción, que desaparecerá para siempre en Diciembre de 2015.
Las pompas de jabón se rompen
en el aire y desaparecen. Queda tan solo la herencia envenenada de un gobierno
corrupto, falaz e inoperante.
La inflación, la inseguridad,
la droga, el peculado, la miseria y la decadencia moral que engendra, el
enfrentamiento estéril, el menoscabo de las instituciones de la república, la
destrucción de los organismos de control de la gestión, la degradación de la
justicia para mantener impunes sus crímenes y una nueva y enorme frustración
serán una parte apenas del oprobio que esos argentinos le legarán a sus hijos y
a los hijos de todos.
Algunos se encogerán de
hombros y se harán los desentendidos, otros buscaran el calor de nuevos
oficialismos y unos pocos, los más lúcidos de entre ellos recordarán con dolor
las estrofas finales del tango de Cadícamo:
Cuando implacables, los años,
te inyecten sus amarguras...
Ya verás que tus locuras
fueron pompas de jabón.