OCASO Y DESAPARICIÓN DE LOS RECALCITRANTES K.
Bien
sabemos que el ocaso es ese momento en que un cuerpo celeste traspone el
horizonte, declina y desaparece.
Y
que un recalcitrante es nada más ni nada menos que un terco, un porfiado en el
sostén de un error.
Entonces,
resulta adecuado este título para significar que no está lejano el crepúsculo
de la tarde en que se hundirán los actuales depredadores del pueblo argentino.
Por
mayoritaria voluntad de los argentinos responsables, de esos que creen en una
patria mejor que ésta, que han modelado los Kirchneristas, tan pródiga en mediocridades, en miserias y corrupciones,
lacras éstas que son consustanciales a todos los modelos pseudo progresistas,
impulsados por oportunistas que llegan a la política para servirse de ella, en
detrimento de los ciudadanos que trabajan y albergan la esperanza de un estado
justo, que haga buen uso de los aportes de sus contribuyentes, ya que de allí proviene
el dinero que utiliza la política.
Temprano
amanecerá un nuevo día y con su luz, se develarán las oscuras trapisondas de
estos doce años de poder piratesco e irracional. Votaremos y el grito sagrado
de las urnas acaso nos redimirá y permitirá corregir tantos horrores.
No
debemos ignorar que el desprecio por la ley y las instituciones son patologías
políticas habituales en una sociedad como la nuestra, que trabajosamente avanza
para dejar de ser una multitud de habitantes y procura devenir una comunidad
organizada, educada, con cartas de ciudadanía arraigadas en una moral patriótica,
comprometida con un destino de grandeza.
Cuando
eso suceda, aprenderemos a no ser engañados repetidamente y se cumplirá el
apotegma de Perón: “Para un argentino no
hay nada mejor que otro argentino”.
Ese
día votaremos para elegir gobernantes dignos, alejados de la incompetencia y la
corrupción de quienes nos impusieron esta afrentosa decadencia que arrastramos
desde hace décadas.