sábado, 2 de mayo de 2015

OCASO Y DESAPARICIÓN DE LOS RECALCITRANTES K.



Bien sabemos que el ocaso es ese momento en que un cuerpo celeste traspone el horizonte, declina y desaparece.
Y que un recalcitrante es nada más ni nada menos que un terco, un porfiado en el sostén de un error.
Entonces, resulta adecuado este título para significar que no está lejano el crepúsculo de la tarde en que se hundirán los actuales depredadores del pueblo argentino.
Por mayoritaria voluntad de los argentinos responsables, de esos que creen en una patria mejor que ésta, que han modelado los Kirchneristas,  tan pródiga en mediocridades, en miserias y corrupciones, lacras éstas que son consustanciales a todos los modelos pseudo progresistas, impulsados por oportunistas que llegan a la política para servirse de ella, en detrimento de los ciudadanos que trabajan y albergan la esperanza de un estado justo, que haga buen uso de los aportes de sus contribuyentes, ya que de allí proviene el dinero que utiliza la política.
Temprano amanecerá un nuevo día y con su luz, se develarán las oscuras trapisondas de estos doce años de poder piratesco e irracional. Votaremos y el grito sagrado de las urnas acaso nos redimirá y permitirá corregir tantos horrores.
No debemos ignorar que el desprecio por la ley y las instituciones son patologías políticas habituales en una sociedad como la nuestra, que trabajosamente avanza para dejar de ser una multitud de habitantes y procura devenir una comunidad organizada, educada, con cartas de ciudadanía arraigadas en una moral patriótica, comprometida con un destino de grandeza.
Cuando eso suceda, aprenderemos a no ser engañados repetidamente y se cumplirá el apotegma de Perón: “Para un argentino no hay nada mejor que otro argentino”.
Ese día votaremos para elegir gobernantes dignos, alejados de la incompetencia y la corrupción de quienes nos impusieron esta afrentosa decadencia que arrastramos desde hace décadas.