miércoles, 15 de junio de 2011

BORGES



Es casi un yerro decir que Borges ya no está. Que hace un cuarto de siglo que partió vaya uno a saber dónde. Sería como negar la inmortalidad que el universo confiere a unos pocos, aquí y allá, capaces de generar tanta belleza con su arte que transforman en tolerable la mediocridad del mundo.
Es cuento que se fue Borges. Si yo lo tengo acá nomás, al alcance de mi mano, ahí están en el anaquel cada una de sus obras, todas esas palabras ordenadas de tal modo que producen el milagro repetido de alegrar y conmover. Esa extraña comunicación, ese juego selecto que se establece entre el artista y el alma de quien se acerca a sus artificios.
Dijo alguna vez, en verso para magnificar el asombro, que la providencia le había dado a algunos la sección o el arco, pero a Reyes la total circunferencia. Mentira Borges. Si creo verlo sonreír, con esa sonrisa de niño enorme tras la ironía sutil, con la cual enmarcaba algún epigrama, alguna metáfora o simplemente una broma sobre sí mismo. A usted también le fue dada la total circunferencia, y nosotros, lectores agradecidos le decimos como siempre, hasta cualquier momento Borges.
Y vaya sabiendo que en estos tiempos difíciles, por culpa hombres como usted da gusto sentirse argentino.