martes, 7 de octubre de 2014

LA INFINITA LUCHA CONTRA LA IDIOTEZ



"La idiotez insiste siempre, sobre todo en los más idiotas"

Albert Camus

La palabra idiota proviene del griego idiotes y se utilizaba en la antigua democracia griega para referirse a quienes permanecían indiferentes a los asuntos públicos, ajenos al bien común, preocupándose tan solo por sus intereses particulares.
Aquella idiotesmaquia, como calificaban 25 siglos atrás a la imprescindible lucha contra la idiotez, debería ser el imperativo de los tiempos que corren para todo ciudadano que en esta tierra se precie de tal.
Todos, excepto los idiotas que medran o aplauden, advierten con preocupación creciente el accionar de esta neo oligarquía de funcionarios K, que se han enriquecido a expensas de las arcas públicas, a las que impunemente manipulan para satisfacer sus fines inconfesables. Cegados por pasiones innobles, han arrasado con todos los valores que hacen de un país un sitio habitable y de una sociedad una comunidad organizada.
Este estado argentino, sostenido por el tributo de quienes esforzadamente realizan trabajos productivos, debe ser recuperado para ponerlo al servicio del bien común,
Es preciso quitarlo de las manos de los idiotes que nos gobiernan, idiotes que, como la etimología indica, están preocupados por sus oscuras ambiciones particulares y que para mejor servirlas, no se detienen ante ningún derecho por respetar.
Han corrompido cuanto han tocado y han servido a los intereses más sombríos.
El daño que han producido es enorme y sus consecuencias comprometen el porvenir. Una larga década de demencial derroche financiero y de indiferencia por la educación, por la seguridad y por la salud de sus gobernados. Años de desprecio por las instituciones de la república, por la moral cívica y por el cumplimiento de las leyes. En suma, una larga década de falsías, desmesuras y enfrentamientos que lentamente llega a su fin.
Lástima grande que lo que no llega a su fin es la infinita lucha contra la idiotez  argentina, hierba mala que la canalla política ha sembrado por doquier, con el silencio cómplice del Partido Justicialista.
Las sociedades, como los pescados, se pudren desde la cabeza.