Los enigmas de la esfinge
Los
mitos forman parte del sistema de creencias
de
una cultura o de una comunidad,
la cual los considera historias verdaderas.
Higino, el liberto del emperador Augusto, refiere que la Esfinge
propuso a Creonte, rey de Tebas, que si alguien era capaz de resolver uno de
sus enigmas se iría para siempre; pero si no, mataría a quienes fallasen y seguiría
asolando el reino.
Ante tan angustiosa situación, el rey hizo una proclama a toda Grecia
prometiendo que daría el reino y a su hermana Yocasta en matrimonio, a quien
resolviera el enigma de la Esfinge:
“¿Quién
es al mismo tiempo un bípedo, un trípedo
y un cuadrúpedo?”
Muchos vinieron de remotos lugares y fallaron en dar la solución, pero
Edipo, el hijo perdido de Layo y Yocasta, lo interpretó correctamente. La
esfinge saltó al abismo, buscando la muerte y Edipo desposó a Yocasta. El resto
es cosa sabida…
Los mitos atraviesan la historia y
proponen a los tiempos nuevos, viejas cuestiones del alma humana.
Así, hoy día, si la esfinge de Tebas
apareciera, según su fama, propondría alguno de sus enigmas:
¿Donde se alza una república, en
la cual el cinismo de los que mandan, la obsecuencia de los que acompañan el latrocinio y la pusilanimidad
de los que obedecen, campean en grado sumo?
Para mejor comprenderlo, he aquí algunas definiciones del diccionario:
Cinismo: Desvergüenza o descaro en el mentir o en la defensa y
práctica de actitudes reprochables.
Pusilanimidad: Falta de ánimo o valor para soportar las desgracias
o hacer frente a grandes empresas.
Obsecuencia: Sumisión, complacencia excesiva.
Los pueblos que descifren el sitio
y nombre de aquel país donde los que mandan se enriquecen desvergonzadamente, a
costa del dolor y la muerte de sus mandados, donde la justicia se inclina con
pusilanimidad ante los poderosos y las mayorías se tornan obsecuentes ante prebendas
circunstanciales y efímeras, haciendo caso omiso de la corrupción que los
esclaviza, acaso se libren de la recurrente destrucción que la esfinge provoca.