martes, 10 de diciembre de 2013

LA DÉCADA GANADA




La soberbia nunca baja de donde sube, pero siempre cae de donde subió.
Francisco De Quevedo

El diccionario define la obcecación como la confusión mental que sufre una persona y que le impide razonar o ver las cosas con claridad. Es una bella palabra que calza bien para definir a la secta nefanda de los kirchneristas, obstinados como pocos en aferrarse a un relato perverso que pretende suplir la penosa realidad que deja su paso por la historia.
Expertos en mentiras y en peculados, han persistido en denominar los gobiernos del finado NK y su viuda con el pomposo denominador de La década ganada 
Todo juicio de valor conlleva inevitablemente una comparación. La comparación o símil es una figura retórica consistente en comparar un término real con otro imaginario que se le asemeje en alguna cualidad.
Cuando asistimos perplejos al cuadro de 14 provincias con ciudades saqueadas y un tendal de muertos, heridos y detenidos, el buen sentido se pregunta: ¿Década ganada? ¿Comparada con qué? ¿Acaso comparada con la década que sucedió a la primera fundación de Buenos Aires por Pedro de Mendoza, destruida en  1541 por sus propios habitantes a raíz de las constantes amenazas de los nativos?
La única verdad es la realidad, solía afirmar el General Perón, quien se estremecerá en su tumba al contemplar en quienes cayeron su movimiento, su gesta y sus enseñanzas.
Pero no hay mal que por bien no venga. La historia no se detiene y estos impostores que hoy gobiernan por voluntad de muchos, pasarán con pena y sin gloria. Acaso quede después de tanta impericia, de tanta negligencia y de tanta corrupción alguna experiencia para las generaciones venideras.
Alentamos la esperanza de que en el futuro no suframos el espectáculo que hoy asombra, la farsa en la cual se recurre al vicio para rendirle homenaje a la virtud. O dicho en buen romance: Que no se repita el ultraje de representar a la república con un energúmeno como el vicepresidente Amado Boudou en los funerales de un gran hombre como Nelson Mandela.
Todo un símbolo de la década ganada. La casa está en orden. ¡Felicidades para todos!