LOMBARD
ODIER O LA RAZÓN DE MI VIDA
Cuando el relato tramposo de las políticas corruptas, sostenido por intelectualoides a sueldo que militan en la corte del poder de turno, trata de compatibilizar las miserabilidades de Héctor Cámpora con las virtudes de Juan Perón; las seguridades de la Banca Lombard Odier, Rue de la Corraterie 11 - 1204 Genève- Suiza, donde depositan sus infames peculados, con la rebeldía del manifiesto peronista de Evita, editado por Peuser en 1951, con el título La razón de mi vida, algo disparatado ocurre en las entrañas del gobierno y de los adocenados que ciegamente lo obedecen.
De esa puja entre lo saludable y lo enfermizo, entre lo disparatado y lo razonable se están conformando los anticuerpos que neutralizarán a estos cuerpos extraños de la política, que usaron en el peor sentido de la palabra las instituciones argentinas para satisfacer pulsiones abominables a la par que sembraban muerte, corrupción y miserias entre argentinos.
Lo viejo aún no se acaba y lo nuevo aún no nace, pero inevitablemente sucederá.