Porque,
en verdad, el espectáculo ha sido inaudito, ha superado en brutalidad, en
desfachatez, en declaraciones indignas, los peores instintos, las mayores
bajezas jamás confesadas por la bestia humana.
Émile Zola
Un
bestiario (bestiarum vocabulum) es un compendio de bestias fantásticas que han
producido todas las culturas desde la remota antigüedad. Grifos, dragones,
arpías, sirenas, basiliscos y centauros han poblado la imaginación de los
pueblos y fueron especialmente populares en Inglaterra y Francia en el siglo
XII.
Jorge
Luis Borges, en colaboración con Margarita Guerrero, publicó un bestiario, El libro de los seres imaginarios, que rastrea
las bestias de la literatura universal.
La
política argentina en general y este gobierno en particular poseen su selecto
bestiario, pródigo en ejemplares que andan en dos y en cuatro patas.
Así,
días pasados conocimos al perrito Simón y al pingüino de peluche que acompañaban
a la presidenta en su reaparición en blanco y negro, además del Gatopardo, esa
bestia que merodea en el nuevo gabinete, animal bien analizado por Giuseppe
Tomasi de Lampedusa en su novela Il gattopardo.
En ella expresaba: Si
queremos que todo siga igual, debemos cambiarlo todo.
La
mayoría de los aplaudidores asalariados de la nomenclatura K, eximios cultores
y partícipes del bestiario de dos patas, pretendían hasta antes de las PASO, revivir
el culto del Ave Fénix. Aquella bestia mitológica, que perecía en el fuego y
renacía de sus cenizas, tendría en una Cristina
Eterna su sacerdotisa suprema, pero (Lástima grande) el rechazo de la
ciudadanía a esa eternidad, en las últimas elecciones, no permitió su inclusión
en el compendio.
Entonces
el bestiario K, en súbita vía de extinción, se reduce a los basiliscos de La
Cámpora y Carta Abierta, a las arpías del Ejecutivo y el Congreso, a los grifos
del montonerismo residual y al Gatopardo ministerial, rector de todas las medidas
actuales y por venir hasta 2015.
Hace
20 meses, cuando bajaron de la Sierra Maestra sita en Puerto Madero y
decidieron expropiar el 51% de Repsol en YPF sin pagar un dólar y echando por
la borda la relación estratégica con España, el déficit energético trepó a
15.000 millones de dólares del Tesoro sumados a los miles de millones que hoy
aceptan pagarle a Repsol, agachando la cabeza, para evitar el juicio en el CIADI.
De
Aerolíneas ni hablamos. Aplaudieron a Menem cuando privatizaba y hoy vitorean
cuando la nacionalizan y la funden. Eso sí: Siempre cobrando por los
invalorables servicios prestados.
Advertimos
que la revolución imaginaria, esa que aseguraba riquezas inmensas para los
funcionarios y consumo no sustentable para los pobres está cerca del fin.
En
esta semana de cambios ministeriales se perdieron 987 millones de dólares de
reservas. Casi toda la inversión de Chevron en los próximos 4 años.
Otras
dos medidas revolucionarias son el incremento de impuestos y de combustibles.
La suba impositiva a los autos, motos y yates de lujo, hasta hoy subsidiados,
ahorrarían unos 300/400 millones de dólares anuales, algo así como la caída de reservas de dos días.
Mientras
tanto, esa otra bestia, la inflación que todo lo devora, se alimenta con la suba
del 8% de los combustibles, la miseria creciente y la inseguridad absoluta.
Y
aún quedan por admirar las medidas que vendrán, engalanadas por una cualidad
maravillosa: No impactan ni perjudican a nadie. Ni a las empresas, ni a los
trabajadores ni al consumidor. Cuesta creer que sean importantes si no afectan
a nadie.
Los
dragones K desconectaron la alarma en 2011 y decidieron ajustar nada más que el
Relato, cuando las reservas eran de u$s 47.800 millones, la base monetaria de $
198.000 millones, el superávit fiscal primario de $ 5.000 millones y el déficit
energético del año de u$s 2.800 millones.
Ahora
se asustan pero solo atinan a pergeñar algunos cambios parciales y a propalar
su increíble Relato: Un poco menos de subsidios, algunos dólares prestados por el
enemigo exterior y una pizca de confianza de los actores sociales es lo que
hace falta para volver al país de las maravillas.
Olvidan
que las reservas son u$s 31.500 millones, la base monetaria $ 340.000 millones,
el déficit fiscal primario cerca de los $ 25.000 millones y el déficit energético
de u$s 6.500 millones. Son incapaces de atacar
la principal causa del desastre: El manejo demagógico e irracional del gasto
público desde que llegaron al poder. Obviar eso es nada menos que una quimera, aquel
monstruo de la mitología griega que vomitaba llamas y tenía tres cabezas.
El
bestiario K, como todos los bestiarios, tiene su hábitat en el mundo de las
pesadillas. Al despertar la pesadilla cesa y esos animales fabulosos
desaparecen.
A
menos que retornen en nuevos sueños horrorosos, con el paso del tiempo esos
bichos atroces serán nebulosas perdidas, sonidos lejanos, huellas difuminadas
de un mal recuerdo.
Entre
sueños y pesadillas repetitivas, así se escribe la historia de los argentinos.