jueves, 19 de diciembre de 2013

¿Y USTED CIUDADANO, CÓMO VOTÓ?


No criar al león lo mejor fuera,
más aquel que en criarlo tiene gusto,
 bueno es que a sus caprichos se acomode.
Aristófanes, Ranas IV
 
 
 Según dicen los que saben, esta época del año es propicia para las reflexiones y balances de lo vivido, y ¿por qué no? También de lo por vivir. Naturalmente, de las conclusiones que saque cada quien dependerán los proyectos a emprender.
Este aparentemente sencillo planteo lógico de tres pasos: Reflexión, balance y correctivos, está más o menos influenciado por las emociones, los intereses y la capacidad cognitiva de los protagonistas. La confluencia de estos elementos determina lo porvenir.
Desde hace mucho vivimos los argentinos realidades angustiosas: Corrupción de los que mandan, saqueos, servicios públicos calamitosos, inseguridad, inflación de las más altas del mundo, educación, justicia y salud pública de muy mala calidad, infraestructura deficiente, trabajo en negro o desempleo, marginalidad y pobreza  e impunidad de los que delinquen son sólo algunos de los males que nos aquejan.
Naturalmente, las sociedades como los pescados, se pudren por la cabeza.
Si los que mandan se corrompen, los que obedecen siguen el ejemplo y la degradación moral resulta inevitable. De ahí al desgarro del tejido social no hay más que un paso.
El relato de quienes gobiernan desde hace diez años habla de una década ganada. Seguramente eso es verdad parcialmente: Ha sido ganada por los que han hecho del peculado un principio de vida y se han enriquecido con el robo a mansalva de los dineros públicos. Y de paso pontifican: “Si algo anda mal es por el accionar de la anti patria”
Pero seriamente hablando: ¿Las calamidades que padecemos son culpa de quién? ¿Del Gran Bonete acaso?
En una democracia, los ciudadanos eligen a los que mandan y esa elección se puede originar en la cabeza, en el bolsillo o en la indiferencia irresponsable.
Si uno vota a corruptos e ineptos no hay espacio para el asombro ante los resultados de su gestión. Todo tiene su precio y tarde o temprano lo pagamos.
Un nuevo año se avecina. Lo hecho, hecho está y es buen momento para las necesarias autocríticas. El 54% de los votos obtenidos en 2011 le han dado a CFK la legitimación para su desquiciado gobierno. Hay que hacerse cargo de eso.
Por eso, en estos tiempos de reflexión y balance es oportuna la pregunta que titula estas líneas: ¿Y usted ciudadano, cómo votó?
 
 

 

 

 

 

 

 

martes, 10 de diciembre de 2013

LA DÉCADA GANADA




La soberbia nunca baja de donde sube, pero siempre cae de donde subió.
Francisco De Quevedo

El diccionario define la obcecación como la confusión mental que sufre una persona y que le impide razonar o ver las cosas con claridad. Es una bella palabra que calza bien para definir a la secta nefanda de los kirchneristas, obstinados como pocos en aferrarse a un relato perverso que pretende suplir la penosa realidad que deja su paso por la historia.
Expertos en mentiras y en peculados, han persistido en denominar los gobiernos del finado NK y su viuda con el pomposo denominador de La década ganada 
Todo juicio de valor conlleva inevitablemente una comparación. La comparación o símil es una figura retórica consistente en comparar un término real con otro imaginario que se le asemeje en alguna cualidad.
Cuando asistimos perplejos al cuadro de 14 provincias con ciudades saqueadas y un tendal de muertos, heridos y detenidos, el buen sentido se pregunta: ¿Década ganada? ¿Comparada con qué? ¿Acaso comparada con la década que sucedió a la primera fundación de Buenos Aires por Pedro de Mendoza, destruida en  1541 por sus propios habitantes a raíz de las constantes amenazas de los nativos?
La única verdad es la realidad, solía afirmar el General Perón, quien se estremecerá en su tumba al contemplar en quienes cayeron su movimiento, su gesta y sus enseñanzas.
Pero no hay mal que por bien no venga. La historia no se detiene y estos impostores que hoy gobiernan por voluntad de muchos, pasarán con pena y sin gloria. Acaso quede después de tanta impericia, de tanta negligencia y de tanta corrupción alguna experiencia para las generaciones venideras.
Alentamos la esperanza de que en el futuro no suframos el espectáculo que hoy asombra, la farsa en la cual se recurre al vicio para rendirle homenaje a la virtud. O dicho en buen romance: Que no se repita el ultraje de representar a la república con un energúmeno como el vicepresidente Amado Boudou en los funerales de un gran hombre como Nelson Mandela.
Todo un símbolo de la década ganada. La casa está en orden. ¡Felicidades para todos!

viernes, 6 de diciembre de 2013

K = Z

 
Si el hombre llegado a su entera perfección,
 es el primero de los animales,
es el último cuando vive sin leyes y sin justicia.
Aristóteles
 
“Z” fue una premiada película franco-argelina dirigida por Costa Gavras en 1969, con Yves Montand, Irene Papas y J.L Trintignant en los roles principales. Narra la historia de un país regido por un gobierno autoritario que a la hora de investigar sus propios crímenes obstaculiza a los jueces para lograr la impunidad. Como es habitual, en los créditos que preceden al film se advierte que cualquier similitud con la realidad es pura coincidencia.
En la tierra de los argentinos, hablar de las leyes y la justicia es mentar a sus antónimos.
Cuando se habla de la corrupción del círculo íntimo de quienes gobiernan, inevitablemente surge el recuerdo de la película Z.
¿Hay ejemplo más nítido y  horrendo que los abusos del poder para zafar al vicepresidente de la República, Amado Boudou, de los cargos que se acumulan contra él?
Omitiremos opinar acerca de las cualidades morales de Boudou y de su imagen pública. Otros lo harán mejor. Mencionaremos, eso sí, que apenas este cortesano, advenedizo como todos, fuera puesto en tela de juicio por sus cuestionables maniobras en el caso de la imprenta Ciccone, maniobras que con toda seguridad eran conocidas y toleradas por el finado N.K  y su viuda, el Poder Ejecutivo mostró sus garras apartando a jueces y fiscales para imponer sus falsías.
¿Acaso la historia se repite cuando la Procuradora General de la Nación, Alejandra Gils Carbo pretende apartar al fiscal que investiga los manejos financieros de Lázaro Báez, conspicuo socio de los Kirchner?
Un gobierno capaz de manipular las estadísticas oficiales, corrompiendo el INDEC y convirtiéndolo en un propalador de mentiras, es posible que también sea capaz de ocultar la verdad en otros ámbitos, el de la justicia por caso.
Bien decía Sófocles que una mentira nunca vive tanto como para llegar a vieja.
Si es que hay una sociedad comprometida con la verdad, agregaríamos nosotros.
De no ser así, pesadas serán las cargas que los crímenes emanados de la corrupción populista colocarán sobre los hombros de las generaciones venideras.
El relato falluto de una década ganada, el fomento de la división y el enfrentamiento artificial entre los argentinos, difundir la moralina y la pretensión de ser abanderados de los pobres cuando se han enriquecido a costa de las arcas públicas o imaginar que Puerto Madero es la Sierra Maestra serán lastres ominosos. Asegurar que la inflación, la inseguridad, el atraso, la miseria, la droga, la educación descuidada y el deterioro progresivo de la que debería ser una comunidad organizada son meras sensaciones también lo serán.
He aquí los temas de reflexión que gravitaran sobre aquellos argentinos que deseen una patria mejor para sus hijos. Sin evitar la necesaria autocrítica en torno a las responsabilidades que nos caben en el ejercicio de nuestro civismo durante estos treinta años de democracia.
 

 

miércoles, 27 de noviembre de 2013

EL PINGÜINO DE PELUCHE, EL PERRO SIMÓN, EL GATOPARDO Y OTROS ANIMALES DEL BESTIARIO KIRCHNERISTA


 


Porque, en verdad, el espectáculo ha sido inaudito, ha superado en brutalidad, en desfachatez, en declaraciones indignas, los peores instintos, las mayores bajezas jamás confesadas por la bestia humana.
                                                                             Émile Zola

Un bestiario  (bestiarum vocabulum) es un compendio de bestias fantásticas que han producido todas las culturas desde la remota antigüedad. Grifos, dragones, arpías, sirenas, basiliscos y centauros han poblado la imaginación de los pueblos y fueron especialmente populares en Inglaterra y Francia en el siglo XII.
Jorge Luis Borges, en colaboración con Margarita Guerrero, publicó un bestiario, El libro de los seres imaginarios, que rastrea las bestias de la literatura universal.
La política argentina en general y este gobierno en particular poseen su selecto bestiario, pródigo en ejemplares que andan en dos y en cuatro patas.
Así, días pasados conocimos al perrito Simón y al pingüino de peluche que acompañaban a la presidenta en su reaparición en blanco y negro, además del Gatopardo, esa bestia que merodea en el nuevo gabinete, animal bien analizado por Giuseppe Tomasi de Lampedusa en su novela Il gattopardo. En ella expresaba: Si queremos que todo siga igual, debemos cambiarlo todo.
La mayoría de los aplaudidores asalariados de la nomenclatura K, eximios cultores y partícipes del bestiario de dos patas, pretendían hasta antes de las PASO, revivir el culto del Ave Fénix. Aquella bestia mitológica, que perecía en el fuego y renacía de sus cenizas, tendría en una Cristina Eterna su sacerdotisa suprema, pero (Lástima grande) el rechazo de la ciudadanía a esa eternidad, en las últimas elecciones, no permitió su inclusión en el compendio.
Entonces el bestiario K, en súbita vía de extinción, se reduce a los basiliscos de La Cámpora y Carta Abierta, a las arpías del Ejecutivo y el Congreso, a los grifos del montonerismo residual y al Gatopardo ministerial, rector de todas las medidas actuales y por venir hasta 2015.
Hace 20 meses, cuando bajaron de la Sierra Maestra sita en Puerto Madero y decidieron expropiar el 51% de Repsol en YPF sin pagar un dólar y echando por la borda la relación estratégica con España, el déficit energético trepó a 15.000 millones de dólares del Tesoro sumados a los miles de millones que hoy aceptan pagarle a Repsol, agachando la cabeza, para evitar el juicio en el CIADI.
De Aerolíneas ni hablamos. Aplaudieron a Menem cuando privatizaba y hoy vitorean cuando la nacionalizan y la funden. Eso sí: Siempre cobrando por los invalorables servicios prestados.
Advertimos que la revolución imaginaria, esa que aseguraba riquezas inmensas para los funcionarios y consumo no sustentable para los pobres está cerca del fin.
En esta semana de cambios ministeriales se perdieron 987 millones de dólares de reservas. Casi toda la inversión de Chevron en los próximos 4 años.
Otras dos medidas revolucionarias son el incremento de impuestos y de combustibles. La suba impositiva a los autos, motos y yates de lujo, hasta hoy subsidiados, ahorrarían unos 300/400 millones de dólares anuales, algo así como  la caída de reservas de dos días.
Mientras tanto, esa otra bestia, la inflación que todo lo devora, se alimenta con la suba del 8% de los combustibles, la miseria creciente y la inseguridad absoluta.
Y aún quedan por admirar las medidas que vendrán, engalanadas por una cualidad maravillosa: No impactan ni perjudican a nadie. Ni a las empresas, ni a los trabajadores ni al consumidor. Cuesta creer que sean importantes si no afectan a nadie.
Los dragones K desconectaron la alarma en 2011 y decidieron ajustar nada más que el Relato, cuando las reservas eran de u$s 47.800 millones, la base monetaria de $ 198.000 millones, el superávit fiscal primario de $ 5.000 millones y el déficit energético del año de u$s 2.800 millones.
Ahora se asustan pero solo atinan a pergeñar algunos cambios parciales y a propalar su increíble Relato: Un poco menos de subsidios, algunos dólares prestados por el enemigo exterior y una pizca de confianza de los actores sociales es lo que hace falta para volver al país de las maravillas.
Olvidan que las reservas son u$s 31.500 millones, la base monetaria $ 340.000 millones, el déficit fiscal primario cerca de los $ 25.000 millones y el déficit energético de u$s 6.500 millones. Son incapaces de atacar la principal causa del desastre: El manejo demagógico e irracional del gasto público desde que llegaron al poder. Obviar eso es nada menos que una quimera, aquel monstruo de la mitología griega que vomitaba llamas y tenía tres cabezas.
El bestiario K, como todos los bestiarios, tiene su hábitat en el mundo de las pesadillas. Al despertar la pesadilla cesa y esos animales fabulosos desaparecen.
A menos que retornen en nuevos sueños horrorosos, con el paso del tiempo esos bichos atroces serán nebulosas perdidas, sonidos lejanos, huellas difuminadas de un mal recuerdo.
Entre sueños y pesadillas repetitivas, así se escribe la historia de los argentinos.

miércoles, 13 de noviembre de 2013

LAS DIDASCALIAS DEL POPULISMO

 
Las didascalias del populismo
 



 
En la antigua Grecia y particularmente en su teatro, las didascalias eran aquellas enseñanzas que el  dramaturgo les impartía a sus actores.
En la farsa del populismo, esa fantasía política consistente en representar una  falluta prosperidad que es mero pan para hoy y hambre para mañana, las didascalias abundan. Una de ellas propone regalar pescados en  vez de cañas de pescar. La imaginaria maravilla de una felicidad para todas y todos, pero sin esfuerzo. Al diablo con aquello de que cada argentino debe producir al menos lo que consume.
Los subsidios llegaron para quedarse. ¿O no?
El Arconte epónimo, o mandamás populista, con tal de adelantar su revolución ilusoria, abusa de los decretos de necesidad y urgencia, de la discrecionalidad en las cuentas públicas y del clientelismo político, derivado de una ingeniería perversa de la pobreza, para perpetuarse en infinitas reelecciones y así terminar lo que falta.
Siempre falta tiempo para llegar al paraíso.
Como accede al  poder por medios democráticos  pero lo ejerce con autoritarismo, proclama fines altruistas que embozan otros fines, casi siempre inconfesables, a los que subordina tanto los poderes del estado, como la economía, las leyes y los consensos sociales.
La mayoría de los argentinos nos vamos dando cuenta de lo nefasto de estos modelos, todavía cantados en los ditirambos de los artistas militantes,  bien rentados, por supuesto.
Como se dice, vamos aprendiendo. O deberíamos hacerlo.
Lo que en tiempos del finado K, alias El Ávido, comenzó siendo una comedia, en tiempos de su viuda CFK, alias La Relatora, derivó en una tragedia, de la cual somos atentos espectadores de su principio.
Allí están como en un Dramatis personae la lista de sus actores y calamidades:
Moreno, alias el Cuco.
Alperovich, alias Despegar.com
Lorenzino: alias Me quiero ir.
Boudou, alias Manos Brujas.
Timerman, alias Talleyrand… y tantos otros.
El déficit fiscal desmesurado,  el  gasto público tan solo sustentable por las exacciones al Anses  y su futuro correlato ominoso en los jubilados y al Banco Central, con la consiguiente merma en las reservas. Gasto criticable tanto en la asignación de las prioridades como en sus enormes bolsones de corrupción.
Ese enorme agujero fiscal de 17.000 millones de dólares al año, disparó una inflación de las más altas del mundo y llevó al ahorrista, grande o pequeño, hacia el siempre seguro refugio del dólar.
Pocas veces en su historia, la Argentina ganó tanto dinero con sus exportaciones como en estos diez años. Nunca un gobierno aplicó una presión tributaria tan grande y jamás se han advertido tan pocos resultados perdurables.
Solo perduran los trenes que matan, las rutas deterioradas, los puertos obsoletos, las vías navegables truncas, la desinversión, el desempleo, la inseguridad creciente, los narcotraficantes poderosos e impunes junto a la sospecha de una complicidad política y una economía, que de aquí en más, será un campo minado para futuros gobiernos.
En suma, la década ganada es puro humo y falsía.
La argentina decae sin cesar a lo largo de un siglo, también caen las máscaras de los farsantes en tanto nosotros vivimos repitiendo errores.
Qué lindo sería descreer de los populismos y volver a creer en la armonía social, en el trabajo honrado y en el respeto a las leyes como único camino hacia la grandeza de la patria y la felicidad del pueblo.


miércoles, 23 de octubre de 2013

La verdad se corrompe tanto con la mentira como con el silencio


En una democracia que se precie, el mejor sitio para defender las ideas está en las urnas.
Algo tan sencillo como eso ha sido infinidad de veces utilizado, durante esta década fraudulenta, como un escenario envilecido donde se ha mentido para alcanzar, a través del engaño, los fines inconfesables de quienes han maltratado los verdaderos intereses de la patria y su pueblo.
Los sectarios que hoy gobiernan, utilizaron la memoria de una década patética, cual fue la de los años ´70, para propalar un relato apócrifo, en el cual una facción de los asesinos de ayer se metamorfoseaba en los héroes maravillosos de hoy.
Así los criminales de la guerrilla (ERP-Montoneros) alzados contra el gobierno democrático de Perón eran separados del conjunto de asesinos que conformaban con la Junta de Comandantes golpistas y eran reivindicados como idealistas impolutos. El gobierno se transformó en guarida de forajidos.
Muchos en el seno de la sociedad, en silencio, aceptaron esa mentira y al hacerlo, abrían sus corazones a la naturalización de la violencia, de la falsía, de la corrupción y de la ilegalidad.
Se allanaba el camino para otras mentiras que ocultaban el robo sistemático de los caudales públicos y la utilización del estado para perpetuarse en el poder.
La maravilla del relato se opuso a una realidad pertinaz: Ahí perdura la miseria de siempre. Allí están los trenes que siembran muerte, la delincuencia que florece impune, la prepotencia de los que mandan, la justicia lenta y raquítica, el despilfarro de los recursos, el descalabro de la economía y tantas otras calamidades que, salvo los que lucran con ellas, tanto padecen quienes habitan esta tierra.
Decía Cicerón que era preciso ser esclavos de la ley para ser libres.
Ese apotegma olvidado en estos diez años de Kirchnerismo aflora hoy en la conciencia de muchos argentinos, y al emitir su voto, romperá con la voz atronadora de las urnas, el silencio abominable que ayudó a corromper la verdad.
El 27 de Octubre, la mayoría del pueblo argentino probablemente le dará la espalda a tanta corrupción y saqueo, a tanta hipocresía y engaño, a tanta violencia desatada. Será el fin de una época.
Lentamente recuperaremos la verdad y con ella acaso logremos construir un futuro mejor para todos los que valoran el trabajo honrado y desprecian desde sus entrañas  el robo y la prebenda.

martes, 20 de agosto de 2013

EL PATRIOTERISMO K


Afirma el diccionario de la Real Academia Española que un patriotero es aquel que alardea excesiva e inoportunamente de patriotismo.
En esta década padecida por todos los ciudadanos que trabajan honradamente,  que no han vivido del subsidio, de la prebenda, de la corrupción y de todos los excesos K, esos mismos ciudadanos que no pueden acostumbrarse a la perorata oficial que promueve el olvido unilateral de la bestialidad asesina de la subversión montonera, hoy enquistada en el seno de un gobierno al que le prestan soporte ideológico para la siniestra distorsión histórica que pergeñan estos nuevos salvadores de la patria. Es preciso ejercitar la memoria y recordar sus crímenes apareados a la furia asesina de los militares golpistas.
Hay otra militancia, silenciosa, conformada por quienes asimilaron el mensaje del último Perón, el mensaje que sostenía que para un argentino no hay nada mejor que otro argentino. Una militancia que no respira el humo venenoso del kirchnerismo y que trabaja dentro del marco republicano, haciendo confluir las voluntades necesarias para que una montaña de sufragios le marque a estos cafres de la politiquería el camino sin retorno de un ciclo perimido.
Denunciamos con repugnancia el burdo patrioterismo de ornato del gobierno K, útil para la engañifa de los sectores más ingenuos de la sociedad, sea por orfandad educativa o por cualquier otra razón que nuble el entendimiento.
Pero no los confundimos con ese otro sector minoritario de la sociedad argentina, los profetas del odio, que adhieren y participan de estos malabares seudo progresistas, los así llamados dueños del modelo, esos que atraviesan la política para satisfacer fines inconfesables, para teñir de corrupción los mandatos y para vociferar contra enemigos imaginarios que moran ya en las corporaciones ya en los imperios. Son la cohorte mercenaria de aplaudidores que aceptan a pie juntillas los disparates presidenciales.
No es novedosa la utilización falluta del ideario patriótico. Los demagogos han abusado de él para mejor ocultar las sórdidas maniobras que tanto daño le hacen a una sociedad.
Ya lo denunciaba Alberdi en 1872 con claridad meridiana:
“Hay un patriotismo teatral, un civismo escénico, que se manifiesta y prueba con discursos, proclamas, decretos, escritos, palabras sonoras y retumbantes. Es el patriotismo industrial, naturalmente, de reclamo, de cartel, de pregón, que sirve para ofrecer y vender su servicio-mercancía al público de papamoscas. En lenguaje trivial y vulgar se llama patriotismo de parada, es decir, de mera ostentación: color de patriotismo, mentira de patriotismo”.

jueves, 15 de agosto de 2013

TITANIK



La abogada exitosa no es lo que podría definirse como una competente piloto de tormentas. Ella, tras la muerte de Néstor, el gran Capitán Pirata, asumió en 2011 el mando absoluto del TITANIK y con oficiales de la laya de Boudou, Moreno, De Vido, Timmerman, Lorenzino, Garre, Puricelli, Rossi, y otros no menos impresentables, navegaron por esos mares de dios.
Ella, con desenfado y a toda máquina, lanzó con soberbia la proa de la nave de la república, imaginando que bogaba en algún lago de sus propiedades sureñas, despreciando olímpicamente a los témpanos que por allí abundaban. Eran los hielos de la reelección indefinida, de la  inflación, del sectarismo, de la descalificación del adversario, del despilfarro, de la clase obrera y la clase media abusada, de la impunidad de los corruptos de su entorno, de la estulticia de los artífices del pacto con Irán, del cepo cambiario, del impuesto a las ganancias de los trabajadores, de la ley de medios, de la falluta democratización de la justicia y del encumbramiento del espía Milani. Cada embestida provocaba rumbos en el casco hasta que se toparon con el más grande de todos, el iceberg de una ciudadanía que creyó en sus mentiras y que un buen día se hartó de ellas.
La catástrofe sobrevino el pasado 11 de Agosto.
En ocasión de celebrarse las PASO, la gran mayoría de los argentinos pronunció con su voto, en voz baja y sin estridencias, un lacónico BASTA. Apareció el más temible de los gigantescos bloques de hielo: El desprecio de las grandes mayorías.
El estruendo del choque fue música fúnebre para los oídos de la Capitana. La tripulación del TITANIK, mercenaria como siempre, festejó a más no poder el impacto contra la enorme masa de hielo. Boudou reía, los de La Cámpora bailaban sobre la cubierta mientras los demás aplaudían las fingidas ocurrencias de la responsable del naufragio.
A no dudarlo estamos en problemas. 
Bien dicen que la única verdad es la realidad. La mayoría de los que a nuestro pesar somos pasajeros de este barco siniestro del Kirchnerismo, esperamos que desde el puente de mando entiendan lo que sucede y sean capaces, con un mínimo de decencia cívica, de conducirnos hasta el puerto de 2015 y devolver lo que queda del navío a otros más idóneos para capear el temporal en que nos metieron.

 


viernes, 26 de julio de 2013

EL OCTAVO CÍRCULO


“Nunca os conocí; apartaos de mí, obradores de maldad."

Mateo 7:15-23


 
En su Divina Comedia, Dante Alighieri describe al Infierno como una serie de círculos a los cuales van a parar los maliciosos de toda laya.  El poeta florentino reservaba la séptima fosa del octavo círculo a los ladrones, con las manos atadas con serpientes y custodiados por Caco, un mitológico personaje, ladrón y condenado a su vez.
La hipocresía es la conducta mentirosa por la cual se fingen virtudes y creencias que no se tienen o dicho de otro modo, es la actitud de una persona que pretende  ser considerada a partir de apariencias alejadas de la realidad. Los hipócritas también eran alojados junto a los ladrones en otro hoyo, revestidos con pesadas capas de plomo, doradas en el exterior, aludiendo al oro falso con que los hipócritas disfrazan su vil esencia.
¿Qué es el Kirchnerismo sino una horda de hipócritas que aunaron en derredor de sus fines inconfesables lo peor de la cleptocracia menemista y la mediocridad política del oportunismo montonero?
Muy cerca de su ocaso, del irremisible paso hacia un final abominable, aparecen inocultables las pústulas de un régimen que hizo del engaño y de la manipulación, tanto de los derechos humanos como de las instituciones republicanas y de las arcas públicas, una constante política, funcional a su propósito primigenio, cual era el de enriquecer ilícitamente a sus protagonistas más o menos encumbrados.
Su pasado los condena, siguen siendo los mismos atrabiliarios depredadores de los caudales públicos que ayer lucraron en su feudo de Santa Cruz, sin pausa y sin vergüenza, con las ominosas decisiones políticas, económicas y sociales de la dictadura militar primero y de Carlos Menem después. En el tiempo presente, encaramados al poder central de la república, hacen del engaño y del robo una política de estado. Utilizan los amañados, aunque a la postre similares procedimientos de sus antecesores, para rapiñar de modo abyecto, a costa del dolor de sus semejantes.
Ahí están ante los ojos de quien desee verlos, como en un cuadro patético, digno de algún tríptico infernal de Brueghel el viejo, los corrompidos de siempre: Los K y los príncipes del modelo: Boudou, Garré, Bonafini-Schoklender, Baez, Milani, Jaime, De Vido, D´Elía, por citar algunos de esa abominable cohorte de depredadores, desparramados en los tres poderes del estado o en el llano, a quienes más temprano que tarde, la historia o la justicia los ubicará en el círculo infernal que les corresponde.

 

miércoles, 17 de julio de 2013


Cuando la corrupción  y la estulticia


son políticas de estado


 



 

El escritor John Steinbeck en su primera novela La Taza de oro, refiere que Carlos II, rey de Inglaterra, luego de conocer al pirata Henry Morgan, ennoblecido por su asalto a la fortaleza de Panamá, llamada La Taza de oro por las riquezas que resguardaba, se sorprendió por su imbecilidad. Le preguntó a su ministro ¿Cómo es posible que un hombre capaz de tomar por asalto la Taza de Oro, pueda ser tan estúpido? A lo que su ministro le respondió: Si no lo fuera jamás se le habría ocurrido tomar la Taza de Oro.
Este diálogo urdido por Steinbeck podría trasladarse a muchas escenas de la vida argentina. Hasta lo podríamos denominar, al aplicarlo, el test de Steinbeck.
¿Cómo pueden ser tan estúpidos un presidente, sus ministros, sus legisladores y hasta una parte de la sociedad?
Si no lo fueran jamás harían lo que hacen.
Así deberíamos considerar primero y castigar después, tantos hechos de mala praxis política y de corrupción inconmensurable, hechos que determinan el atraso del país y la miseria y la muerte de legiones de compatriotas.
El ascenso de un general del Ejército a la máxima jerarquía castrense, sospechado de ser portador de un pasado oscuro, casi tan oscuro como el origen de sus bienes personales, incompatibles con los ingresos decentes de un militar de su rango, se parangona con el finado por demás alabado, que alcanzara la primera magistratura de la república y que al morir, dejara tras de sí una inmensa fortuna de execrable origen, hoy usufructuada por sus herederos, sin omitir por ello a su esposa, quien atribuyera su magnífico patrimonio al corolario de una carrera como abogada exitosa.
Estos fariseos disfrazados de progresistas borran con el codo lo que escriben con la mano y son buenos ejemplos para formular la perspicaz pregunta: ¿Cómo pueden ser tan estúpidos? Sencillamente porque si no lo fueran no podrían hacer lo que hacen.
Jaime, el prófugo secretario de Transporte con sus horridos trenes de la muerte, Lázaro Báez y sus bolsos de dinero, la nefasta política energética y el pacto secreto entre YPF y Chevron, las alianzas tenebrosas con Irán o Venezuela, los subsidios que pagan los jubilados con su hambre y no el tesoro nacional, al parecer de exclusivo uso oficial para financiar el dolo perpetuo o los derechos humanos proclamados en cada discurso y avasallados en cada asalto, en cada entradera o en cada piquete que sufre la sociedad sin seguridad alguna, son unos pocos y penosos ejemplos de un país y una sociedad, que esporádica o permanentemente, ha aceptado la estulticia y la corrupción como políticas de estado.